Para quienes hemos vivido la experiencia de la primera entrega de Star Wars, el estreno de las más contemporáneas trilogías ha implicado una expectativa que nos ha superado en pos de obtener el protagonismo de la primicia. Desde aquellos fines de los 70’s y durante la década de los 80’s ser como Luke Skywalker o tener un sable láser era uno de los mayores sueños infantiles de toda una generación que anoche, en el estreno del Episodio VII: El despertar de la fuerza, se ha reencontrado con la magia del espectáculo cinematográfico y el universo de La guerra de las galaxias de George Lucas. 

El reencuentro de los fans con los iconos del universo star wars es lo que más ha despertado la expectativa para el episodio VII

Más allá del marketing, el cossplay y centenares de fanáticos trasnochadores, lo que inundaba las salas de cine era el deseo de revivir una historia –esta vez en orden cronológico y con la tecnología digital a favor- que ha trascendido la pantalla grande y le ha devuelto a viejos y jóvenes el anhelo por la sabiduría y la seducción del poder; el surgimiento de seres subalternos que de pronto se convierten en la esperanza para la convivencia entre droides, humanos y diversas especies intergalácticas amenazadas.

La muerte de darth vader es tan solo una de las consecuencias en el camino de los skywalker, marcado por el lado oscuro y la fuerza.

Lo que ocurrió anoche, durante toda la proyección, fue una serie de emociones expresadas cual tribuna de estadio. El espectador sacudió las butacas desde que el clásico tema de John Williams y las letras fundiéndose en el espacio “muy, muy lejano” aparecieron. Murmullos entusiasmados, carcajadas y silencios religiosos semejaban un diálogo con la película, de hecho, una trama nueva se escribía en la sala: lukes, leias y han solos se reflejaban en sus rostros la imparable acción de la versión de J.J. Abrahams. Y, en líneas generales, el público asentó y aplaudió. Salió de la sala con el deseo de hablar y extender sus expectativas al próximo estreno.

STAR WARS CONTINÚA SIENDO ESA MIRADA A LAS GRANDES PREGUNTAS DEL HOMBRE CONTEMPORÁNEO Y SU ANHELO DE TRASCENDER A LAS ESTRELLAS Y A ESA GALAXIA INHÓSPITA QUE SIEMPRE LO INTERPELA

Más de tres décadas después, Star Wars aún sigue significando para el fanático esa lucha casi utópica contra la opresión, la búsqueda por el equilibrio, donde el sistema no se quiebre por la ambición del poder, la ira y la intolerancia. En tal sentido, la gesta caballeresca que inspiró a Lucas en la creación de su universo no es más que un calco para la reflexión postmoderna de fines del siglo XX, la conquista de ese espacio inhóspito y desconocido, la búsqueda por alcanzar la inmensidad y mirar más allá de las estrellas. Y sí, refleja ese imperioso ideal de encontrar otros mundos, otras civilizaciones, no con un mero anhelo de conquista, sino que permita entender qué significa –al fin- tener el privilegio de vivir en un mundo que respira en medio de la galaxia.


Ahora bien ¿cómo lograr que ese anhelo que parece intrínseco en el ser humano se vuelva un deseo que atraviese su cotidiana conciencia política? Nada mejor que la realidad. Mientras tanto, que lo simbólico nos inunde de fantasía y nos muestre la vigencia de un lado oscuro y la esperanza de una fuerza que no someta ni subyugue. Si es así, empuñemos el sable láser y que la fuerza nos acompañe.